11 abr 2013

026_Reflexiones de una arquitecta a medianoche


Mentiría si dijese que a lo largo de estos cuatro años nunca me he planteado dejar la carrera. Arquitectura tiene fama de ser una carrera muy dura, pero solo los estudiantes de arquitectura podemos afirmar esta gran verdad; Pasas más horas en la escuela que en casa, dedicas la mayoría del tiempo a preparar las entregas, cambias tu rutina de vida: duermes un máximo de 4 horas diarias (en la época en la que no hay exámenes ni entregas), no reconoces a tu familia cuando por fin la ves los fines de semana, cambias tu dieta, la sustituyes por comida rápida o bocadillos, pierdes la relación con tus amigos de toda la vida al pasar a verlos una vez al mes en lugar de una vez a la semana y siempre vas con prisa y estresado para llegar a tiempo a las entregas. Creo que no olvido nada, aunque probablemente parezca más sencillo de lo que es.

Arquitectura no es fácil, nadie dijo que fuese fácil; Es muy duro enfrentarte a la realidad, te cuestionas ¿qué estás haciendo con los mejores años de tu vida?, ¿en qué momento dejaste de hablarte con tu mejor amigo de la infancia?, ¿cuándo fue la última vez que visitaste a tu abuela? y un sinfín de preguntas que se me pasan por la mente ahora mismo. Sin olvidar nunca todas aquellas cosas que siempre quisiste hacer y que has apartado de tu lista de tareas pendientes, esa lista llena de ilusión a la que tantas horas dedicaste de pequeña. Siempre pensaste que la vida de universitario sería distinto, mayor libertad,  mayor relación con el mundo exterior, pero cuando ahora sabes que nada ha cambiado y por el contrario, solo existen más obligaciones, más trabajo, competitividad, mayor esfuerzo, mayor compromiso, etc.

Pero lo realmente grave de este asunto es que tengo que reconocer que amo esta carrera, me encanta lo que estoy estudiando, me apasiona aprender todo lo relacionado con la arquitectura y cada día descubro nuevos caminos, nuevas formas, que me forman intelectualmente no solo en lo profesional sino también en lo personal.

Formarte como arquitecto no solo significa aprender conceptos relacionados con esta materia, también me ha ayudado y me ayuda, a tener un compromiso social, a ver la vida desde otras perspectivas, a ponerme en la piel de quienes lo tienen todo y de quienes no tienen nada, en definitiva, me ayuda día a día a madurar en muchas aspectos de mi vida.

Me divierte la carrera, por muy ilógico que esto suene, es verdad, me encanta lo que estudio y no cambiaría nada de lo vivido durante estos últimos cuatro años; No cambiaría haber conocido a personas increíbles con las que he compartido grandes momentos. Saber, que cuando sienta que ya no puedo más, que la carrera me absorbe y piense que nada puede ir bien, siempre tendré personas capaces de sacarme la mayor de mis sonrisas. Estoy orgullosa de mis progresos y orgullosa de contar con compañeras que son como hermanas. ¡Muchas gracias por todo!

PD: Nos queda menos para acabar la carrera y a estas alturas me cuestiono si realmente quiero que acabe o no.


Fdo.: Estudiante de arquitectura.




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