11 nov 2012

011_Descubriendo el Pabellón de la Naturaleza

Hoy hemos aprendido una lección muy importante: a veces, las cosas que se hacen por deber resultan no ser la pérdida de tiempo que pensábamos en un principio. Teníamos que ir a visitar la Isla de la Cartuja (Sevilla) con el objetivo de formarnos una visión crítica a cerca de sus problemas de accesibilidad, movilidad, falta de aparcamiento, etc. El día no acompañaba y las expectativas no eran muy alentadoras. 

Pero sorprendentemente, dimos con este lugar: el "Pabellón de la naturaleza". Haciendo honor a su nombre, la naturaleza y la arquitectura se funden en uno solo y crean unos espacios absolutamente embriagadores, donde poder perderse por unos minutos, donde dejar volar la imaginación rememorando El libro de la selva, donde contemplar el río Guadalquivir desde una perspectiva única. Piedra_Madera_Vegetación_Río son una mezcla explosiva de sensaciones que despiertan las más profundas emociones. 
Adentrarse en el Pabellón de la naturaleza es como descubrir un nuevo mundo. Un nuevo mundo que se encuentra a tan solo 10 minutos del centro histórico de la ciudad, del caos y el desorden diario que rigen una ciudad contemporánea. Y sin embargo, este lugar nos transmite una sensación de calidez y paz que  difícilmente se consigue en una ciudad como Sevilla. Siempre puedes ir a los Jardines del Real Alcázar, pero nunca disfrutarás plenamente de sus vistas porque siempre habrá visitantes, turistas acompañándote e interrumpiendo el diálogo mudo establecido entre el lugar y tú. Aquí, sin embargo, es muy diferente. Al estar abandonado, no está corrompido por el ajetreo de los curiosos turistas y puedes recorrerte la zona sin más interrupción que la causada por aquellos deportistas que de vez en cuando pasen corriendo por la zona o aquellos otros que prefieren los deportes náuticos y se encuentran en el Río practicándolos.En silencio se dice todo. 
Por otro lado nos hemos cuestionado cómo un lugar como este puede llegar a caer en el olvido. Durante la EXPO ´92 se construyeron numerosas edificaciones, que respondían a arquitecturas muy diferentes, cada una con una riqueza particular que la caracterizaba. ¿Por qué no se reutilizaron los edificios que quedaron en pie tras la EXPO ´92? ¿Por qué abandonar estas arquitecturas y desvalorizar el interés artístico, patrimonial y cultural de la Cartuja? Ahora no es más que una de otras tantas zonas en desuso de la ciudad. Observamos como día a día se siguen construyendo nuevos edificios, nuevas zonas de estancia, espacios libres..., pero sin embargo, no hacemos el esfuerzo de reutilizar lo que ya está construido, le sacamos toda la rentabilidad posible a esas zonas y luego nos olvidamos de ellas...quedando completamente en el olvido.
Quizás ya sea demasiado tarde para responder a estas preguntas y sea mejor buscar una alternativa a la situación actual. Si somos tan privilegiados como para poder enseñar al mundo estos espacios, ¿por qué no hacerlo? 
Si bien es cierto que estamos ansiosas por enseñaros el nuevo descubrimiento, al igual que una niña pequeña cuando enseña su muñeca de nueva adquisición, reconocemos que tenemos también cierto miedo. Miedo de que al mostrarlo a los demás, ese espacio que ya consideramos como propio se corrompa. Miedo de que la acción del hombre acabe con este lugar que tanto nos ha impactado. Miedo a que se convierta en un producto a vender al público, en un instrumento del que sacar el mayor beneficio posible... Este lugar quedará grabado en nuestra mente tal y como lo hemos visto y vivido hoy, pero no queremos que esa imagen desaparezca. Nos negamos a pensar que en un futuro pueda convertirse en otro de los puntos marcados en un plano como próximo lugar a visitar, entrada 5 euros. 
Es una contraposición de ideas que circulan por nuestra mente en estos momentos a la velocidad de la luz. Queremos enseñaros lo que hemos descubierto pero al mismo tiempo queremos protegerlo de mentes perversas que puedan destruir nuestro paraíso personal. Aquel que cual bola de cristal ó cual ilusión óptica no queremos que se rompa o desaparezca.

Os dejamos más imágenes para que podáis ver una ínfima parte de la belleza del lugar, pero no juzguéis por la pésima calidad de las imágenes, tomadas por meras aficionadas sin el material necesario para capturar correctamente esa belleza. Del mismo modo, os animamos a que lo visitéis y que os adentréis en este pequeño rincón de Sevilla, para que podáis sentir todo lo que nos transmitió este espacio y lo que se puede llegar a sentir contemplando tales imágenes. Esperamos que esto os anime a descubrir nuevos paisajes de vuestros ciudades, pueblos, países, pues nunca se sabe que pequeña joya  puedes llegar a descubrir.


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